Las protestas contra el racismo, la violencia policial y la administración de Donald Trump, continuaron en el día de ayer en todo Estados Unidos.
Con un saldo de al menos cincuenta detenidos, las ciudades de Los Angeles, New York, Austin y Seattle fueron los principales focos de las manifestaciones que están poniendo en jaque la desdibujada presidencia del magnate inmobiliario.
Las refriegas callejeras ya son el paisaje habitual de ciudades, habitualmente, tranquilas como Richmond en Virginia. Los cruces más violentos se dieron en Seattle, Estado de Washington en el noroeste. Allí la policía local reprimió las manifestaciones con gas pimienta y lacrimógeno. La policía local denunció que veintiún oficiales recibieron heridas por parte de los manifestantes y acusaron un total de 45 detenciones, en su mayoría, jóvenes.
El pasado viernes los disturbios estallaron en Portland, ciudad del estado de Oregon, donde las fuerzas federales enviadas por Donald Trump, realizaran una brutal represión que dejó cientos de heridos entre los manifestantes. La misma pudo verse en decenas de videos capturados con celulares que registraron el abuso policial durante la noche previa al fin de semana
Los cruces raciales siguen una escalada que, difícilmente, Trump pueda manejar: en el rural estado de Kentucky, la ciudad de Louisville fue testigo de un ataque con armas de fuego de un grupo de ultraderecha supremacista blanco, contra una manifestación del colectivo Black Lives Matter (la vida de los negros importa) que reclamaba por la muerte de una mujer afroamericana a manos de la policía mientras se encontraba durmiendo en su hogar.
La cercanía de las elecciones, no muestra un panorama demasiado alentador para la intención de Donald Trump para lograr la reelección presidencial. Parece que después de 40 años el póster post electoral, que mostraba la imagen de Jimmy Carter y el epígrafe que decía: “Cuando algo no sirve, ya sabemos que hacer”.