Sos la alegría de mi corazón
Mi viejo era anarquista: -"La plata es papel pintado hijo, la verdad siempre está en los y las que trabajan, lo demás es hojarasca. Soy un laburante, estoy triste hijo, muy triste" me dijo entre mates y tangos esa tarde que murió Perón. Mi viejo era un hombre de pocas, pero meditadas, palabras. Esa tarde en la terraza de casa de San Nicolás al 100 del barrio de Floresta, charlamos mucho de la vida. De la vida sencilla.

La primera vez en mi vida que vi llorar a mi viejo fue el 1 de Julio de 1974. Había muerto el general Perón, el «Pocho».

Mi viejo era anarquista. Asombrado le pregunté el porqué de sus lágrimas. Jamás olvidé sus palabras: «hijo… en este país podés ser liberal, socialista, comunista o marciano pero nunca antiperonista.

Ser antiperonista es de una estupidez fatal».

El viejo no sabía que era anarco, pero pensaba, sentía y actuaba como tal.

«La plata es papel pintado hijo, la verdad siempre está en los y las que trabajan… lo demás es hojarasca… soy un laburante… estoy triste hijo, muy triste» me dijo entre mates y tangos esa tarde que murió Perón.

Mi viejo era un hombre de pocas palabras pero meditadas.

Esa tarde, en la terraza de casa de San Nicolás al 100 del barrio de Floresta, charlamos mucho de la vida. De la vida sencilla.

Con los años comprendí que el problema fue, es y será siempre la igualdad. Así de sencillo

Por eso odiaban a Evita y pintaban en las paredes «viva el cáncer».

El amor a la igualdad es un amor universal. Fraterno. Eterniza.

Ese amor no tiene aristas. Si artistas.

Evita amó y luchó por la igualdad con pasión abrasadora.

No se guardó nada «para que reine en el Pueblo el amor y la igualdad».

Le temen mucho. El cagazo histórico no es zonzo.

Evita es pasión irremediable.

Barruntan alambicados que «el problema de este país son los 70 años de atraso peronista» 

Les humildes de corazón aman. No pierden su tiempo en odiar.

Porque el problema del odiador es que al defender la desigualdad no comprende que el amor no se puede matar.

El amor se siente o no se siente, no se mata. 

Así de sencillo y así de formidable.

La historia siempre se encarga de recordarnos que el amor es Invencible.

Y Evita también.»

Julio César Ciccone

Artículo anteriorNik: otra vez en problemas.
Artículo siguienteNew York supera las 20 mil muertes por COVID-19