En una nueva muestra de irresponsabilidad cívica, el matutino conservador La Nación, publicó bajo el título «Para defender el presente y ganar el futuro», una columna de opinión que se le atribuye a Mauricio Macri. En la misma, claramente escrita por alguien más (es público y notorio que Macri no maneja un vocabulario tan fluido, ni siquiera puede articular pensamientos de esa índole), acusó al Gobierno de Alberto Fernández, de “desplegar un ataque sistemático y permanente a la Constitución” con la intención de gobernar sin límites.  Y opuso, a esta imaginaria situación, las pequeñas “marchas del odio” organizadas en lugares dónde el PRO es gobierno local, definiéndolas como “ciudadanos movilizados y atentos que han ganado las calles”.

Afirmando que “rompe el silencio para compartir su inquietud (la de Macri)” sobre “la dolorosa y delicada circunstancia que atraviesa la República”, el que escribe este texto busca encontrar en el lector conservador del centenario diario, la intención de disparar los mecanismos que generen odio y división. Acusa al gobierno de “retroceder en el federalismo” cuando fue el propio Macri el que, por decreto, aumentó la coparticipación de la CABA, aumentando las asimetrías en provincias y capital. También intenta establecer la relación de que, el gobierno que lo derrotó en primera vuelta, intenta condicionar a los gobernadores con el envío de asistencia. Asistencia que se envía después de la ruinosa situación con la que dejó el país en Diciembre de 2019. El enojo que le atribuye el escriba a Macri, llega al paroxismo con la cita «fue coronado con la reciente e indignante presión al Jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires». Presión. Si, usó presión. Pero mejor continuemos.

Si en algo podemos descubrir que, Mauricio Macri, no escribió el texto, es la cita que reza “A esta altura de los acontecimientos, el rumbo que ha tomado el país deja al descubierto la intención del gobierno de establecer un Nuevo Contrato Social en la Argentina con principios dominantes inéditos”, es altamente sospechoso que, en la misma edición del diario, Martín Rodríguez Yebra publica una nota usando el mismo “vocabulario”, pero referido a salud: 

“Coronavirus en la Argentina: el nuevo contrato social de Alberto Fernández y Cristina Kirchner”. Es tan vergonzoso que un político sea interpretado por un escriba de un diario. Pero durante cuatro años, Macri, se valió del hijo del filósofo León Rozichner para intentar articular discursos que jamás pudo pronunciar en público y tuvo que pedir que se los expliquen en privado.

Hagamos el ejercicio: todos los que alguna vez tuvimos que hablar en público sabemos que no es una tarea fácil, menos aún una columna para un diario. Después de muchos años frente a una máquina y, sabiendo de algunos temas, uno intenta que el texto sea claro y que llegue a la mayor cantidad de individuos. Ahora veamos esta frase: «La seguridad jurídica desfallece ante un poder que atrasa y que solo cree en modelos arcaicos, prescindiendo de todas las oportunidades para el crecimiento y el desarrollo de nuestro país». ¿Realmente alguien puede creer que eso salió de la persona que cuanta anécdotas de fútbol, muestra videos de goles y pide, en un inglés lamentable, que nos enamoremos de Christine Lagarde? Esta semana dónde el hijo de también impresentable Miguel Wiñasky, se burló en el prime time del impedimento para hablar que tiene Wado de Pedro (ocasionado por el terror que le generó el grupo de tareas que baleó su casa y que fue salvado por su madre que lo escondió dentro de una bañera cubierta con colchones cuando el Ministro era casí un bebé), no vamos a hacer mofa del impedimento de Macri para poder decir esa frase de corrido, aunque la hubiera pensado. Pero sabemos que no fue así.

Mauricio Macri, llegó el 30 de Julio de sus vacaciones con su familia y violó la cuarentena reuniéndose con tres intendentes PRO del Interior de la Provincia de Buenos Aires, tuvo tiempo de revisar el escrito que le acercaron para ser publicado en La Nación (bajo su nombre) en el que, el Gobierno del Frente de Todos, avasalla “a la clase media para conseguir clientes dependientes del favor del Estado para poder sobrevivir». Todos, absolutamente todos en el país y el exterior estamos al tanto que la mayor caída de la clase media de la Argentina se dio durante la administración Cambiemos, que llevó -en sólo cuatro años- a una desocupación de 11% cuando recibió la misma en 5,2%. No hay un solo índice socioeconómico que haya sido favorable en el período 15/19.

Pero sabemos que el PRO siempre nos permite un momento para la risa (la tragicomedia da risa, seamos justos) y el líder del PRO (a través de su amanuense) pontifica: “hay que ir por el camino de que la Constitución manda”, tomemos este momento a risa y creamos que es una invitación a ir al sur, por eso del camino que La “Estación” Constitución manda. Si tenemos que tomar en serio estos dichos, podemos advertir que, no hubo gobierno elegido por la voluntad popular que haya violado, esta vez sí “sistemática y permanentemente, la Constitución Nacional, avanzando sobre la justicia, las legislaturas y la vida de los argentinos como lo hizo el gobierno de Mauricio Macri.

Para finalizar el escrito dejan la frase «Estamos a tiempo. Para defender el presente y para ganar el futuro». Y es lo único que dice de verdad este escritor fantasma: estamos a tiempo que Mauricio Macri rinda cuentas en la justicia por la cantidad de delitos cometidos, antes y durante sus gestiones al frente de la Ciudad y la Nación, y que, para ganar el futuro, no olvidemos que el odio generado por un multimedio, permitió que un ser ágrafo y amoral como Mauricio Macri llegara a la más alta magistratura de la Nación. Y eso nos debe interpelar como sociedad.

Editorial

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