En una maniobra para quedar bien con ambos lados del mostrador, la Corte Suprema de Justicia de la Nación, determinó dejar a los jueces -Bruglia y Bertuzzi- en sus cargos hasta que, los nuevos jueces concursados, sean nombrados en esas salas. La votación se dirimió por 4 votos contra uno, dejando, nuevamente, en soledad al Presidente Carlos Rosenkrantz.
Bajo la forma de señalar la excepción los Supremos declararon: “Nunca hubo en el derecho argentino ni en la designación de los actores una referencia a que el traslado sea definitivo, por lo tanto, no hay derechos subjetivos ni aplicación retroactiva de la ley” pero también aclaró (para lamento de los jueces rebeldes) “Las costumbres contrarias a la Constitución no generan derechos”. Por lo que rechazó la acción de amparo para que se establezca como definitivo el traslado realizado por Macri.
La cuestión de fondo que también se tramita en la Corte como recurso de queja, tendrá resolución el próximo jueves, pero Castelli, Bertuzzi y Bruglia, deberán ingresar al concurso de postulantes, como todos aquellos que reúnan las condiciones en el proceso natural de la designación de jueces en el Poder Judicial. Entendiendo como único método a la selección de terna por el Consejo de la Magistratura y la elección por parte del Poder Ejecutivo y el Acuerdo del Senado. En Síntesis: el Acuerdo del Senado de la Nación es un requisito “insalvable”. Para completar el cuadro de situación y dentro de esta sintonía, la Corte Suprema, exhortó a los Legisladores que reglamenten el traspaso de los magistrados para evitar problemas similares en el futuro.
La marca de Clarín estuvo presente en el fallo en minoría del Presidente de la Corte quien, nuevamente, hizo gala de la imaginaria amenaza de la “gravedad institucional” por un desplazamiento -que no fue tal- y una “garantía de inmovilidad” ajustada a las necesidades de los rebeldes y de su antiguo cliente mediático.
La necesidad de un cambio en la Justicia Nacional y una renovación de sus miembros, va siendo una necesidad, cada vez más imperiosa. Jueces que fallan a la medida de sus antiguos (¿?) empleadores y jueces que necesitan hacer contorsiones para no afectar intereses creados, solo dan por válida la creencia generalizada de una falta de justicia proba. Y en el medio, vidas y destinos se ven afectados.
Rodrigo Mas
Editor de Argentina Informada