Una de las tantas falacias que ha extendido la oligarquía conservadora y saqueadora es aquella que tilda de antisemita al General Perón, un dislate absoluto. La verdad es que la oligarquía argentina proyecta, hacia el peronismo, el antisemitismo que sus integrantes ejercieron desde siempre.
El gran historiador israelí Raanan Rein, vicepresidente de la Universidad de Tel Aviv, ha terminado con esta falacia a través del famoso libro «Los muchachos peronistas judíos». En este excelente obra se detalla como Perón y Evita combatieron el antisemitismo y tuvieron una política de total acercamiento hacia el recién creado Estado de Israel.
Muchos judíos/as de la clase obrera, ocuparon cargos dentro del gobierno peronista. El presidente de la DAIA, de aquel entonces, se afilió al peronismo. No muchos/as saben que existió una organización judía peronista, la Organización Israelita Argentina (OIA). Muchos judíos notables, tuvieron una importancia central en el peronismo, como por ejemplo el Rabino Amran Blum (consejero para Asuntos Religiosos), Pablo Manguel (primer Embajador Argentino ante el Estado de Israel), César Tiempo (gran periodista peronista) y Jaime Yankelevich (pionero de la radiofonía argentina).
La Argentina de Perón fue el primer socio comercial del naciente Estado de Israel.
La Fundación Eva Perón tuvo un papel fundamental en la asistencia a los/as judíos/as que iban llegando desde Europa, especialmente a partir de 1953, después del surgimiento de un profundo antisemitismo en la Unión Soviética. El General Perón fue uno de los únicos líderes mundiales en atreverse a condenar esa situación, que
fue ocultada deliberadamente en países como EEUU e Inglaterra para «evitar conflictos diplomáticos» con el ex aliado durante la Segunda Guerra Mundial. A Perón poco le importó, a él no le “marcaba la cancha” el imperialismo yankee ni el soviético.
El prestigioso diario israelí «Maariv» publicó en 1955: «No cabe duda de que el régimen de Perón es uno de los mejores que jamás tuvo América Latina y su continuidad es una de las condiciones para que esta región importante del mundo salga de un atraso de generaciones».
Ricardo Dubrovsky, el presidente de la DAIA afiliado al peronismo, resaltaba siempre las políticas de Perón a favor de la comunidad judía en Argentina. De hecho a partir del conflicto entre Perón y la jerarquía de la Iglesia a finales de 1954, la oligarquía pegó carteles en donde denunciaban «la influencia judía sobre el peronismo». De hecho al ministro del Interior, Angel Borlenghi, que no era judío, era llamado «Bolensky».
Quedará para la historia el encuentro entre Evita Capitana y Golda Meir, en abril de 1951, que -por entonces- era la Ministra de Trabajo de Israel.
Es una absoluta mentira que Perón fuera fascista/nazi/antisemita, es una inmoral falacia inventada por la oligarquía PROnazi argentina, que repitió mil veces esa mentira para convertirla en verdad tomando al pie de la letra la teoría goebbeliana.
El imperialismo yankee y el soviético a través de sus “mulos” locales (oligarcas y del Partido Comunista Argentino) también mintieron para disimular que ellos, sí se beneficiaron de los científicos nazis, gracias a los cuales llegaron al espacio.
Perón y Evita son sinónimos de solidaridad entre los pueblos.