El regreso del General Perón a la Argentina, tras diecisiete años en el exilio que involucraron a dos dictaduras y varios gobiernos cómplices que mantuvieron proscripto al Movimiento Nacional y Popular hasta las elecciones de 1973, convirtió al 17 de Noviembre de 1972 en una fecha donde, la Militancia Peronista, conmemora los caídos, la resistencia y la lucha por una Argentina justa, libre y soberana.
Con el correr de los años, las sucesivas defecciones de la Unión Cívica Radical (el otro partido que supo tener una militancia activa y reivindicadora de conquista sociales) en favor de la derecha, llevaron a la casi desaparición de estos (aunque, nobleza obliga, algunos militan hoy a la par de los peronistas y se los conoce como los compañeros correligionarios) y la denominación paso de Día del Militante Peronista a simplemente decir Día de la Militancia. Hasta hoy.

En el momento que el día da paso a la tarde, la Juventud del PRO, posteó un mensaje en las redes sociales que buscó levantar polémica y cosechó las burlas por la falta de conocimiento histórico de la fecha: “Feliz día a todos los militantes de la Libertad, honestidad, trabajo y futuro. A los que estamos en las calles, militando por el país que soñamos. A la generación que milita por tu generación. Feliz día a toda la JPRO” y la imagen que acompaña muestra una veintena de jóvenes “muy sonrientemente estereotipados” con una bandera que reza “La juventud militante JPRO siempre en la calle” y de fondo, para tapar los huecos de la falta de convocatoria, un “banner” generado, que permite leer “la gloriosa JPRO”. Más allá de los méritos para poder denominarse gloriosa, que la JP se los ganó durante la resistencia y en los 70 combatiendo la dictadura de Onganía, Lanusse y Levingston, podemos observar que la iconografía copia sin ninguna vergüenza, la peronista y, cual dibujo de Nik, solo cambia los colores para apropiárselos culturalmente.
Más allá de lo humorístico (o patético), es hora de volver a analizar la apropiación cultural y el resignificado de símbolos por parte de la derecha pero no por mucho tiempo. Este llamado de los “militantes” PRO a militar por el país que sueñan, “a la generación que milita por tu generación”, nos vuelve a traer a tierra, ya que no se trata de un robo de banderas, se trata de una bravuconada que delatan las intenciones individualistas de una generación que piensa en sí misma. La inmediatez de la satisfacción instantánea (tan propia del PRO) con la chicana: cero contenido, o todo el contenido que puede ofrecer una juventud que ve líderes en vez de dirigentes. Una juventud que pontifica valores que sus representantes carecen. Una juventud que imposta sonrisas para las fotos mientras que, sus acciones militantes, son destilar odio en las redes sociales.
La convicción de nuestros abuelos, los ideales de nuestros padres y nuestro horizonte puesto en los que vienen, nos aseguran que, la comunidad organizada, está más cerca de darse en los términos que Perón veía que, en las sentencias fukuyamistas del fin de la historia que planteaban Marcos Peña con eso que “dejamos la muerte atrás, que la muerte esté tranquila que descanse en paz y que vivamos nuestra vida, que eso es lo que tenemos que vivir” o del dos veces endeudador de la Argentina, Federico Sturzenegger “a donde vamos no necesitamos próceres, ni historia”. Esta comunidad organizada camina hacia un futuro y rinde honores a quienes lucharon y luchan por un futuro mejor. Un futuro que incluye a todos y que no deja a nadie atrás.
Editorial