En el día de hoy se mostraron las imágenes de la despedida de José Pepe Mujica, dos veces Senador y ex Presidente del Uruguay cuando se retiraba del Senado tras su renuncia a la banca. El ícono del progresismo sudamericano se retiraba de la política y su discurso final ante sus pares en el Senado, se transmitió por todo el continente. 

Pero un detalle se les escapó a todos: el abrazo con Julio María Sanguinetti. Algunos dirán que es como una recreación del abrazo Perón-Balbín, pero no. 

Me crié con la leyenda del Pepe, la leyenda del Tupamaro que no se quebró, el que no vendió a sus compañeros, el que llevó la lucha hasta las últimas consecuencias y pagó con cárcel aún entrada la democracia. 

Mi juventud vi al Pepe que comenzó una construcción política poco a poco, el Pepe que esperó al momento para que su discurso esté listo para el pueblo, a que la noche neoconservadora llegue hasta casi la madrugada y, ahí sí, poder llevar su mensaje a un pueblo empobrecido por dos siglos de blancos y colorados. escuché a Sanguinetti hablar pestes del Pepe y el Pepe lo perdonó, dejando atrás afrentas espantosas. no es rencoroso y lo aplaudí. 

Me emocioné la noche que las urnas le dieron el triunfo y esa canción final de Agarrate Catalina se hacía realidad que los sueños imposibles se hacen realidad. Luego vino la responsabilidad del gobierno y ver eso que “no era tan fácil desatar el nudo” y que todos querían algo de él y todos querían tomar un lugar en la mesa de decisiones. Pese a las claudicaciones, Uruguay se convirtió en un país más igualitario, al punto que Tabaré Vázquez logró, sin mucho esfuerzo, otro período para el Frente Amplio a cargo del ejecutivo. El desgaste y la falta de renovación de la alianza progresista hizo su parte pero se necesitó la unión de blancos y colorados para vencer a Martinez (sucesor de Tabaré) por un solo punto. El Pepe logró un ciclo virtuoso de quince años del Frente Amplio en el gobierno Uruguayo.

Su lugar en el Senado le permitió seguir siendo una figura relevante hasta el último segundo, pero el partido no dura 89 minutos, dura noventa. En el momento de salir, se abraza con Sanguinetti. Sí con el dos veces Presidente y referente del Partido más conservador del País, pero no solo es eso, es el tipo que aplastó cada una de las huelgas por mejoras salariales, cada movimiento de las bases gremiales para lograr que Uruguay tuviera uno de los salarios mínimos más bajos de la región, pero sobre todo, el que avaló y militó desde su lugar de Presidente, las leyes de Caducidad de la Dictadura, esas leyes que permitieron que ningún jerarca de la dictadura tuviera que pasar por los tribunales para rendir cuentas de lo realizado durante una dictadura que duró muchos más años que la argentina. Sanguinetti es el ex Presidente que permitió que, miles de Uruguayos, que fueron desaparecidos y trasladados desde Automotores Orletti (sede del Plan Cóndor), en Floresta, Ciudad de Buenos Aires,hacia su muerte en Uruguay, no tuvieran justicia . Con ese tipo se abrazó. 

Estamos de acuerdo que no se cultiva el odio, pero tampoco la desmemoria. 

Somos hijos de las Madres y nietos de las Abuelas, por eso no odiamos. Pero tampoco olvidamos, perdonamos ni nos reconciliamos. Así que, si se me permite y, con perdón del Pepe, por la memoria de los compañeros desaparecidos, muy flojita esa salida.


Rodrigo Mas

Foto: Andrea Mazza

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